Con 80 hectáreas, Finca Curré es una de nuestras propiedades más grandes en Costa Rica. Incluye un valioso trozo de bosque primario que pudimos adquirir en 1993. Desgraciadamente, incluso en las zonas protegidas designadas de Costa Rica sigue habiendo tala ilegal sin que se tomen las medidas adecuadas para contrarrestarla. Por ello, nos aseguramos de que nuestras zonas y sus límites se comprueban y mantienen con regularidad. Trabajamos junto con la Asociación Corredor Baja Talamanca Caribe (ACBTC) y nuestro socio Thierry, responsable de las patrullas de protección, para vigilar y controlar la Finca Curré. La prueba de la relevancia del trabajo de Thierry para lograr nuestros objetivos en Costa Rica y en la Finca Curré nos llegó el 28 de diciembre de 2018.
Ese día, Thierry descubrió dos árboles talados en el límite de la Finca Curré (a 10 y 50 metros dentro de la propiedad) durante su recorrido de inspección. Su madera ha sido incluso cortada en partes y preparada para su transporte y posterior almacenamiento. Como puede ver, los ladrones de madera utilizan principalmente el corazón de los árboles. Se trabajó en otro árbol, pero no se taló, ya que el tronco está hueco y el árbol es, por tanto, poco productivo.
¿Qué hacemos en tal caso?
Primero denunciamos el incidente a las autoridades. Como se trataba de un delito, llamamos a la policía. Hay que dejar claro -especialmente a nuestros socios- que en ningún caso apoyamos ni somos responsables de estas talas. Nuestro guarda forestal también llamó a un abogado en nuestro nombre. Como ya informamos en noviembre, estas medidas tuvieron éxito en relación con la tala ilegal en una propiedad vecina en octubre de 2018 y condujeron a tres detenciones. La policía sospechaba que detrás de la operación había una red de traficantes de mayor envergadura. Se desconoce si los impactos detectados en Finca Curré en diciembre fueron realizados por la misma red de traficantes.
Después de que en diciembre se volvieran a talar árboles ilegalmente, tenemos que darnos cuenta de que las detenciones de noviembre sólo fueron un pequeño éxito en la lucha por la seguridad de los bosques que quedan. Esto nos anima en un proyecto que llevamos persiguiendo desde 2015: Queremos conectar mejor entre sí las propiedades individuales y sus propietarios. La creación de redes es de vital importancia para que los afectados puedan informarse rápida y fácilmente sobre incidentes inusuales y apoyarse mutuamente en la respuesta. Con este fin, redactamos un “Convenio”, un acuerdo de vecindad, para la Finca Curré y la región circundante. A grandes rasgos, los propietarios que firman este acuerdo se comprometen a proteger lo mejor posible los bosques, el suelo, el agua, los animales y las plantas de sus tierras, vigilándolos y controlándolos. Algunos vecinos de Finca Curré ya se han apuntado. Poco a poco buscamos a los que faltan y los incorporamos a la alianza, que se autodenomina “Los Guardianes del Bosque”. Una parte importante es la organización conjunta de patrullas de protección. Como la región es una de las últimas zonas de selva tropical costera que quedan, casi nadie -aparte de los terratenientes- suele alojarse allí. Esto facilita que los ladrones de madera hagan de las suyas al amparo de la noche y la lluvia ruidosa. Las patrullas de protección son esenciales para detectarlas y evitar la tala. Sin embargo, puede ser bastante peligroso enfrentarse solo a un grupo de ladrones de madera. Por tanto, los propietarios también deben colaborar para garantizar la seguridad personal.
Hoy está claro que la presión aumenta. Nos preocupa seriamente la protección de los bosques. El umbral de inhibición del robo de madera está disminuyendo visiblemente. Por tanto, la urgencia de admitir a más personas de la región en nuestro Convenio es mayor que nunca. Para convertir el revés sufrido en diciembre en algo positivo, ahora trabajaremos aún más duro para conseguirlo. Es importante mostrar presencia y demostrar nuestra voluntad como Guardianes del Bosque de tomar medidas contra la tala.
Cuantos más seamos, más fuertes seremos.
