Una joya natural
La Gran Talamanca es la cordillera más alta de Costa Rica. De ella fluyen numerosos ríos que son la fuente de vida de más de 10.000 habitantes indígenas de las montañas. Sus tierras altas están pobladas por parques nacionales y los territorios del Bribri y el Cabécar. Estos ríos se abren camino hacia el mar Caribe, atravesando humedales, exuberantes selvas tropicales, lagunas y manglares, hasta que finalmente suministran nutrientes a los principales arrecifes de coral de Costa Rica, en la costa de Baja Talamanca. Esta rica región del sur del Caribe palpita con una naturaleza exuberante y una diversidad cultural única. Esta franja de tierra, de 45 kilómetros de largo y 10 de ancho, es el vínculo que conecta la biodiversidad de Alta Talamanca con Baja Talamanca y los países de Panamá y Costa Rica. Enmarcada al norte por el mar Caribe y al sur por el río Sixaola (frontera entre Costa Rica y Panamá), la región alberga una flora y fauna megadiversas, como delfines, manatíes, jaguares, pecaríes, tapires, perezosos, tres especies de monos y bandadas de guacamayos verdes. Las playas con selva tropical costera, cuyos árboles tienen hasta 300 años, sirven de lugar de anidamiento para las tortugas marinas, y los arrecifes albergan diversas especies de coral. El Parque Nacional de Cahuita y la Reserva de Fauna Gandoca-Manzanillo son algunas de las áreas protegidas que , junto con territorios indígenas y reservas privadas, conservan una de las zonas más boscosas del país. Además, las selvas tropicales de toda la vertiente caribeña se caracterizan por árboles de hasta 50 metros de altura, lianas, epífitas, palmeras de todos los tamaños y magníficas flores de heliconia. Plantas con flores todo el año y bosques siempre verdes y frondosos caracterizan la región.
Un lugar de encuentro de culturas
Las encantadoras comunidades del Caribe meridional se celebran como bastiones de la ecología y los ideales progresistas en Costa Rica. Este vibrante lugar alberga una población diversa. En primer lugar, los descendientes de esclavos africanos que emigraron de Jamaica hace más de 150 años y han habitado la costa desde entonces, manteniendo hasta hoy su conexión con la naturaleza, el mar y el uso de plantas medicinales. En el interior viven los indígenas Bribri y Cabécar, cuya cultura es milenaria y que consideran sagrada la naturaleza.
Además, en las últimas tres décadas, numerosos viajeros europeos y sudamericanos se han integrado en la comunidad, entretejiendo sus vidas con el tejido de la región.
El Caribe Sur es conocido históricamente por sus valores ecológicos, por resistirse a la construcción de puertos deportivos y a la prospección petrolífera, por dar origen al primer mercado de agricultores ecológicos de Costa Rica y por albergar varias escuelas alternativas que llevan funcionando más de una década. Playa Chiquita, Punta Uva y Manzanillo en particular se han convertido en un paraíso para familias con conciencia ecológica, naturópatas, entusiastas de la permacultura y cualquiera que desee vivir en armonía con la naturaleza y llevar una vida más sana y feliz. También es un lugar maravilloso para criar hijos.
¿Qué ha ocurrido en los últimos años?
La última década ha traído cambios en la energía de este preciado refugio. La expansión descontrolada de Puerto Viejo, ahora un conocido destino turístico, ha traído nuevos retos. El gobierno ha cancelado el estatus de reserva natural a lo largo de la pintoresca costa desde Cocles hasta Manzanillo, abriendo el camino a proyectos de construcción y desarrollo. Las playas que estaban rodeadas de exuberante selva tropical costera protegida y arrecifes de coral se convirtieron en terrenos que ahora están abiertos a la venta y al cambio de uso. La Reserva de Fauna del Parque Nacional Gandoca-Manzanillo, antaño conectada a la Reserva Indígena Kekoldi por un Corredor Biológico, ha quedado fragmentada por las carreteras Margarita y Paraíso. Estas heridas se han agravado, sobre todo tras la pandemia de 2020, cuando personas de toda Costa Rica y del mundo entero volvieron a buscar refugio en este paraíso natural, a menudo sin saber que el desarrollo desenfrenado amenaza con destruir su belleza.
Surgen los guardianes
Para resumir nuestra historia Hace 30 años, los visionarios fundadores de nuestro colectivo empezaron a adquirir terrenos con fines de conservación. Este dedicado grupo de ecologistas se autodenominó con orgullo “Guardianes del Bosque”. Esta comunidad de vecinos alarmados respondió a la deforestación a gran escala que comenzó tras el colapso de las plantaciones de cacao debido al hongo monilia y a la fragilidad del mercado. Buscaron ONG y financiación internacional para que les ayudaran a comprar tierras y proteger los últimos bosques primarios que quedaban, que se habían convertido en los últimos tesoros y, por tanto, también en presa de los madereros. Tropica Verde, de Alemania, respondió a esta petición de ayuda y se convirtió en el principal apoyo de los Guardianes. Adquirieron Finca Curré, una propiedad adyacente a Finca Ninfa, y formaron una alianza con Thierry y su familia de Finca Ninfa y los Guardianes del Bosque vecinos. Así comenzó esta historia de protección y cuidado del bosque. Esta colaboración condujo a la creación del Acuerdo de Conservación Comunitaria, que a día de hoy protege una superficie de más de 200 hectáreas. Esta declaración es un acuerdo para adoptar conjuntamente prácticas respetuosas con el medio ambiente y avanzar como comunidad, con el apoyo mutuo de los terratenientes del sur del Caribe. Ya se han añadido nuevas parcelas, y seguimos creciendo.
Hoy hemos consolidado aún más nuestros esfuerzos medioambientales y sociales al convertirnos oficialmente en una asociación en 2023. Este paso ha reforzado nuestra determinación de defender la bandera de la Declaración Comunitaria de Conservación y atraer a nuevos firmantes. Iniciamos la educación medioambiental para combatir el analfabetismo biológico en la región, fomentamos la ciencia ciudadana mediante la investigación y el uso de la tecnología, y abogamos por las buenas prácticas medioambientales entre los propietarios de tierras.
Conservación comunitaria
Ofrecemos a los firmantes voluntarios de la Declaración asesoramiento para desarrollar planes de restauración ecológica, sistemas agroecológicos y agroforestales productivos para la seguridad alimentaria, y desarrollar oportunidades de ecoturismo responsable y justo en sus tierras.
Basándonos en la ciencia, la investigación y la recopilación de datos, queremos justificar la importancia biológica de la región. Queremos explorar y compartir con la comunidad cómo conservar el bosque y desarrollar diseños de permacultura para la gestión de la vivienda, la tierra y los recursos que conserven estos frágiles ecosistemas. Queremos que la comunidad multiétnica que ha cuidado esta parte de Costa Rica desarrolle una vida buena y próspera en armonía con la naturaleza, que es la principal fuente de toda riqueza. Queremos poder disfrutar de estos tesoros naturales, al igual que lo harán nuestros hijos y nietos.
¡Apoya las iniciativas de la Asociación Guardianes del Bosque apoyando a Tropica Verde y visitando nuestra cuenta de Instagram Guardianes.del.Bosque.CR para conocer nuestras actividades e información valiosa sobre el medio ambiente!
Informe de José Pablo Fernández Q. Presidente de la Asociación Guardianes del Bosque
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